Cuando empecé con la terapia de pareja y la mediación familiar estaba casi convencido de que con amor bastaba. Que si la gente se quería se podían resolver los problemas de la mejor manera posible y seguir adelante con las relaciones. A medida que he ido viendo casos y situaciones en mi entorno, mi perspectiva ha variado. El amor no es suficiente. Muchos problemas de comunicación o convivencia pueden suponer conflictos que el amor no puede superar.

La terapia de pareja no puede conseguir que te enamores de la persona adecuada o que recuperes un amor perdido. Pero puede servir para adquirir habilidades individualmente y para resolver los conflictos colectivamente. El terapeuta realiza dos funciones fundamentales. Por una parte permite crear un clima en el que se puedan tratar los problemas que están enquistados.

Hablar delante de alguien va a permitir un diálogo más sosegado que podrá enfocarse en la búsqueda de soluciones de una manera objetiva y práctica. La otra función es la de mejorar las habilidades y competencias de las personas que integran la relación. De tal manera que se pueda reforzar el vínculo pero también individualmente te sirva el proceso para mejorar.

Desde mi perspectiva el punto fundamental es la construcción de relaciones positivas. Por lo tanto no enfoco las sesiones únicamente para arreglar aquello que está mal, también pretendo poder facilitar la creación de mejoras en la relación que permitan una mayor felicidad. Más profunda y más duradera.

Si te estas preguntando si debes acudir a terapia de pareja, te recomiendo este vídeo.